Esta entrada que voy a compartir hoy nace gracias a una reflexión que realizó mi querida compañera y enorme profesional Noemí Blanch.

Así, que antes de continuar leyendo… es necesario leer el siguiente artículo que compartió en su web para contextualizar un poco esta reflexión personal.

¿Apostamos por el poder del juego, de verdad?

Y me parece algo maravilloso debatir y reflexionar sobre un tema tan, tan, tan importante.

Reproduciendo literalmente el concepto de PlayWashing:

“Playwashing describe la situación en la que una empresa u organización gasta más tiempo y dinero alegando ser “juguetona” a través de la publicidad y la comercialización que realmente la aplicación de estrategias y prácticas de negocios que cultivan una cultura lúdica en dicha organización”

Y donde pone “empresarecomiendo encarecidamente que cada uno ponga su ámbito de actuación (bibliotecas, museos, educación y un largo etc…).

Bajo mi punto de vista, y puesto que en mi caso concreto de verborrea tuiter se me queda muy corto, creo que todo se reducen a una premisa que me gustaría trasladaros en este espacio:

¿Quieres invertir tiempo en construir algo que realmente merezca la pena y que sea transformador o prefieres algo rápido para “pasar el corte”?

Y vamos a comenzar por la opción B: algo rápido, el “FastFood” lúdico. Tiene buena pinta, llena, está rico… pero a la larga es más perjudicial que otra cosa.

Noemí y yo compartimos muchos puntos de vista, y una de las coletillas que usa me parece MUY apropiada: “…de verdad”. Ese “de verdad” implica demasiadas cosas.

  1. Ese “de verdad” implica tiempo para aprender.
  2. Tiempo para conocer, tiempo para reflexionar y tiempo para construir.
  3. Ese “de verdad” implica intentar hacer algo y perfeccionarlo por encima de intentar ser el “más molón” del mundo pese a quien le pese con continuos proyectos cambiantes.

Tiempo. Porque el tiempo te da experiencia, conocimiento y perspectiva. Y es cierto, que a veces, la moda no da lugar a la inversión de tiempo (si no lo hago rápido… no estaré en la cresta de la ola). Y así… nos acercamos al “FastFun” (inventada de término que me acabo de pegar). Y caemos en las recetas mágicas. Y en las mecánicas y elementos estrellas.

Pero recordad… que esto no va de mecánicas… va de experiencias.

En una apreciación rápida de mi entorno y opinión personal, creo que un gatito lo pasa mal cada vez que veo una presentación donde indica que las mecánicas o elementos que mejor funcionan son los sistemas de recompensas (sí, amigas y amigos… los PBL). “Tengo que enseñar algo en un taller de 2 horas. Me exigen que luego lo quieren aplicar en su entorno, y tengo que buscar algo que se puedan llevar para suscitar la atención“.

Blanco y en botella: PBL.

Y como en todas las modas… hay personas que se interesan, prueban esta fórmula y luego la desechan (porque sí… porque se acaba desechando en un porcentaje alto de los casos).

Pues a mi me funciona, Pepe”. Nada que decir al respecto. Pero no se puede basar una formación ni un proyecto en lo que funciona particularmente a una serie de personas (entre las que muchas veces, me puedo incluir). Hay que basarlo concepciones teóricas básicas apoyadas por visiones críticas y reflexivas (o por lo menos, así lo veo yo).

Aun así, os animo a leer este artículo:

Donde se habla del ClassDojo y se observa como está empezando a reposicionarse como una plataforma social.

¿Quiere decir que una herramienta X o Y es mala siempre?

Pues no. Pero sí quiere decir que hay que conocerla y saber lo que aporta (lo bueno y lo malo) Y para eso hace falta tiempo. Si no se dispone de ese tiempo, se acaba cayendo en el PlayWashing antes mencionado (y esto… es mi punto de vista).

Y ahora voy a hablar del segundo punto: crear algo transformador y que realmente merezca la pena. Invertir tiempo. Y no solo en el proyecto.

Siempre que imparto una formación hago dos preguntas:

  1. ¿Cuál es último juego al que habéis jugado?
  2. ¿A cuántos juegos habéis jugado el último mes?

Me da igual que sean de mesa, rol, videojuegos o la rayuela. Jugar. Experimentar.

Quizá una de las mejores cosas de la “palabrejagamificación (o ludificación según la RAE, que yo no quiero problemas con Arturo Perez Reverte) es el poder de atracción hacia algo que parecía olvidado (los juegos y el hecho de jugar). Y no hablo únicamente de un ámbito en concreto. Hablo a nivel social (porque he de recordar que la ludificación no es exclusiva de ningún ámbito en concreto).

Por esto, creo que los que nos dedicamos a este mundo (Gamification Designers, divulgadores, diseñadores de juegos serios, formadores…) tenemos una responsabilidad bastante grande para que las cosas salgan bien.

Pero bien… “de verdad”. Invirtiendo tiempo. Aún a riesgo de no salir beneficiados en primera instancia.

No vale con vender una receta mágica que no funcionará a largo plazo. Es necesario dejar claro que hace falta tiempo. Tiempo para jugar. Tiempo para valorar si lo que ofrecen los juegos es lo que buscamos a aplicar a nuestro entorno. Tiempo para estudiar y leer (porque aunque algo sea práctico… también hay que estudiar, aunque no nos apasione) sobre las aplicaciones prácticas que podemos obtener a partir de los juegos. Tiempo para ser críticos y reflexionar sobre los aciertos y errores. Tiempo para poder hacer algo que realmente merezca la pena. Tiempo para capacitarnos.

Y no hablo de ludificación ni de ABJ en concreto. Hablo… como muy bien dice Noe, del poder del juego. Ese “…de verdad” es lo que tenemos que grabarnos a fuego si queremos que todo este movimiento se tome en serio más allá de panaceas y fórmulas mágicas.

Y esto… es responsabilidad también del que escribe por aquí. Aún me queda mucho que estudiar, que probar, que fallar y que aprender. Muchos proyectos por realizar. Pero creo que se pueden hacer cosas bien hechas y contrastadas. Igual que también sé que se pueden hacer cosas horribles y nocivas.

Vamos a darnos tiempo, para construir algo… “ de verdad”.

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